Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

II Macabeos 14, 34-42

34 Y, dicho esto, se fue. Los sacerdotes con las manos tendidas al
cielo, invocaban a Aquél que sin cesar había combatido en favor de nuestra
nación, diciendo:

35 «Tú, Señor, que nada necesitas, te has complacido en que el
santuario de tu morada se halle entre nosotros.

36 También ahora, Señor santo de toda santidad, preserva siempre
limpia de profanación esta Casa recién purificada.»

37 Razías, uno de los ancianos de Jerusalén, fue denunciado a
Nicanor. Era hombre amante de sus conciudadanos, muy bien considerado,
llamado por su buen corazón «Padre de los judíos»,

38 pues, en los tiempos que precedieron a la sublevación, había sido
acusado de Judaísmo, y por el Judaísmo había expuesto cuerpo y vida con
gran constancia.

39 Queriendo Nicanor hacer patente la hostilidad que le embargaba
hacia los judíos, envió más de quinientos soldados para arrestarlo,

40 pues le parecía que arrestándole causaba un gran perjuicio a los
judíos.

41 Cuando las tropas estaban a punto de apoderarse de la torre,
forzando la puerta del patio y con orden de prender fuego e incendiar las
puertas, Razías, acosado por todas partes, se echó sobre la espada.

42 Prefirió noblemente la muerte antes que caer en manos criminales
y soportar afrentas indignas de su nobleza.